jueves, 5 de febrero de 2015

BASES DE UNA PSICOTERAPIA ORIENTADA HACIA EL CUERPO



LOS PRINCIPIOS Y EL MÉTODO DE LAS EXPERIENCIAS EVOCADAS.
R. Kurtz

"Nuestra consciencia ordinaria no es 'natural', sino un producto adquirido.
Esto nos ha dado tantas destrezas muy útiles, como fuentes malsanas de sufrimiento"
                                                                                              Charles Tart. "Waking Up"

"No puedes hacer lo que quieres hasta saber qué es lo que estás haciendo”
Moshe Feldenkrais.


El Método Hakomi de terapia Mente/Cuerpo se arraiga en un conjunto de principios que reflejan un cambio de paradigma.
El trabajo terapéutico, no es sino una expresión inspirada de estos principios.
Los métodos y técnicas, que desarrollamos con los clientes y con cada uno de nosotros, son expresiones de estos principios, a escala.
Tratan de la unidad y del universo participativo; de las relaciones; de la naturaleza de los seres y de sus diferencias con el mundo material.
Tratan de la realidad de la consciencia y su lugar en la terapia. Tratan de la efectividad de la no-violencia.
Estos principios son el corazón del trabajo y el refugio de los terapeutas perdidos.

Los principios son un mundo, y tienen tanta relación con nuestro crecimiento como seres humanos plenos como la propia terapia; tanta relación con la terapia como con el universo o encontrarse con otra alma humana.

Las personas son seres vivientes, fundamentalmente diferentes de las máquinas, nos auto-organizamos. Somos sistemas que se crean a sí mismos y que hacen su propio mantenimiento, curamos.
Las máquinas no hacen eso. De modo que vemos a las personas como sistemas auto-organizados, psicológicamente constituidos alrededor de creencias, imágenes y memorias nucleares.
Este material nuclear se encuentra en el corazón mismo de lo que hacemos con nuestras vidas.
Crea y mantiene nuestras imágenes de nosotros mismos y de nuestro mundo culturalmente adquirido.
Dirige nuestras percepciones y acciones.
El material nuclear se expresa a través de hábitos y actitudes que nos convierten en individuos.
Nuestros sentimientos, acciones y percepciones sufren continuamente la influencia del material nuclear alrededor de temas centrales como: seguridad y pertenencia; apoyo, amor y aprecio; libertad y responsabilidad; apertura y honestidad; control, poder sexualidad, participación y reglas sociales. Estos temas son el pan de cada día del trabajo terapéutico.
Hakomi es un método para ayudar a las personas a cambiar su modo de estar en el mundo, a través del trabajo con el material nuclear y el cambio de las creencias nucleares.
Es un método de transformación y sigue un camino. Primero trabajamos por construir una relación que maximice la seguridad y la cooperación del inconsciente, con esa relación ayudamos al cliente a focalizarse en su experiencia y a estudiar cómo la organiza.
La mayor parte de la conducta está constituida por hábitos, organizados automáticamente por el material nuclear.
De este modo, al estudiar la organización de la experiencia, estamos estudiando la influencia de este material nuclear. Usualmente desde ahí no hay sino un paso para entrar en contacto con los sentimientos, memorias y creencias nucleares.
Para estudiar la organización de la experiencia, establecemos y usamos un estado de consciencia llamado conciencia plena.
Hay muchos escrito acerca de la conciencia plena; es parte de las tradiciones transpersonales.
Es un estado de consciencia muy preciso, que se caracteriza porque en él la voluntad está relajada, hay una disposición a rendirse y a aceptar lo que está ocurriendo en el momento, un enfoque delicado y sostenido hacia adentro, una sensibilidad más aguda y una capacidad para observar y nombrar los contenidos de la consciencia.
Es auto-reflexivo. Aunque somos capaces de lograr ese estado especial de consciencia, la verdad es que no lo hacemos muy frecuentemente, pero cuando lo hacemos, podemos recolectar información acerca de nosotros mismos con relativa facilidad. En la psicoterapia no hay nada más útil que la conciencia plena.

Cuando se encuentran en un estado de conciencia plena, terapeuta y paciente juntos crean y usan experiencias evocadas.
Cuando el cliente indica que está listo, el terapeuta introduce una "influencia externa" a este estado calmado de auto-observación.
La influencia puede ser una afirmación relativa a un tema clave, una imagen, un contacto o un sonido.
Puede ser incluso una sugerencia al paciente de que diga algo o que haga algo, por ejemplo, un movimiento nítido y lento.
En la medida en que el cliente sea capaz de permitir sus reacciones y de darse cuenta de ellas, el método funciona.
Por ejemplo, una persona podría estar levantando lentamente un brazo hacia arriba, en un contexto imaginario tratando de acercarse a alguien, mientras observa al mismo tiempo la experiencia así creada.
Tal vez, en algún momento del movimiento del brazo, se da cuenta que siente miedo.
Si uno levanta el brazo de manera despreocupada y rápida no se va a evocar el miedo, en particular si lo hacemos para bajar una jarra de la repisa.
La conciencia plena es lo que lo hace posible: la lentitud de la acción, la actitud de auto-observación y la focalización en la experiencia.
Lo más probable es que el miedo esté relacionado con recuerdos y creencias acerca de lo que significa acercarse a otro. Luego de evocar el miedo (o cualquier otra experiencia), ocurre una transición al procesamiento, si la persona está lista.

El procesamiento es específico al estado de consciencia, porque el material nuclear, especialmente las memorias que organizan los núcleos, son específicos al estado de consciencia.
Hay tres diferentes estados de conciencia en los que trabajamos: Conciencia plena, con emociones intensas y un estado en el que aparece la consciencia propia de un niño. Usamos diferentes métodos con cada uno.

El método básico consiste en crear una relación que permite a la persona establecer un estado de conciencia plena, evocar experiencias en ese estado de conciencia plena y procesar las experiencias evocadas.
Todo lo demás que hagamos apoya este proceso esencial.
Para evocar, establecemos la conciencia plena, una vez evocado algo, procesamos las experiencias.
Al procesar, usamos las experiencias para ayudar a la persona a comprender y cambiar.
Todos los métodos y técnicas se aúnan para lograr que esta secuencia simple dé frutos.
Creamos una relación segura, curativa, para hacer posible el estado de conciencia plena, y usamos la conciencia plena para aumentar la sensibilidad.
Queremos la sensibilidad para ir a lo profundo, para evocar experiencias que reflejen las actitudes emocionales y creencias nucleares.
El método parece simple, se trata de crear y usar experiencias evocadas para trabajar con el material nuclear.

Estos métodos son apropiados y efectivos en todo tipo de situaciones terapéuticas y encuentra su máximo potencial en el crecimiento personal.
Es sumamente útil cuando queremos ir más allá de nuestros límites personales -más allá de las "fuentes insanas del sufrimiento inútil" -hacia la expresión plena de lo que somos y de lo que es posible.

El material nuclear cala hondo. Las creencias organizadoras las sostenemos firmemente y las defendemos con fuerza.
Lo más probable es que cualquier intento de forzar el cambio esté condenado al fracaso.
Hablando no podemos convencer a las personas para que renuncien a concepciones profundas y arcaicas acerca de la vida y de sí mismos.
Las creencias organizadoras determinan el modo como funcionamos, y al igual que los mitos personales, energizan la conducta y le dan dirección.
Nos protegen contra las pérdidas y el dolor, y no renunciamos fácilmente a esa protección.
Puedes ofrecer muchos argumentos lógicos a una persona para que crea que puede sentirse segura, que es digna de ser amada. Puedes decirle que nadie la persigue y que es tonto que piense lo contrario.
Los hechos mismos pueden ser obvios, incluso para el mismo. El cliente puede reconocer, intelectualmente, que tienes razón. Podría decir incluso: "Si. Por supuesto, tiene razón, realmente no hay nada que temer." Pero su fisiología y su conducta dicen muy claramente: "¡Si hay! ¡Si hay!"
El material nuclear no es accesible a través del intelecto. Pero si lo es a través de la conciencia plena y la evocación, por esta razón trabajamos en estados no-ordinarios de consciencia.

Cada uno de nosotros se organiza para encontrar al mundo a su manera. Le damos significados personales, únicos, a lo que recibimos del mundo.
Al igual que las campanas al viento, los sonidos evocados nos dicen mucho más cosas acerca del instrumento que acerca del viento.
Las experiencias evocadas están más relacionadas con nosotros mismos que con las condiciones que las evocan.
En cualquier situación, dos personas cualesquiera pueden tener experiencias totalmente diferentes, incluso opuestas.
Las experiencias reflejan la organización interna, reflejan los recuerdos y creencias y las imágenes de uno mismo y del mundo que organizan toda experiencia.
Con la evocación en estado de conciencia plena nos acercamos, uno o dos pasos, una pregunta, un gesto, estar un poco más con la experiencia, y estamos en el núcleo.

Difícilmente las personas consideran que las experiencias evocadas son especulativas.
Inmediatamente aceptan esas experiencias como reales y significativas. No se duda fácilmente de la experiencia.
Se puede dudar de la teoría, pero no de la experiencia.
Si se hace un seguimiento del proceso terapéutico, terapeuta y cliente no hablan acerca de cuál es la verdad ni cómo pudo haber comenzado todo.
Ambos están comprometidos con lo que está ocurriendo ahora mismo.
El material nuclear está moldeando constante y activamente la experiencia presente, es operativo y tangible. El trabajo de la terapia permite que se haga accesible a la consciencia, donde, a partir de una sensación más amplia del yo, puede ser explorada, comprendida, desafiada y revisada.