viernes, 6 de noviembre de 2009

la integración de la mente

“Híbridos de plantas y fantasmas”-
Nietzsche.

“Combinación de objetos vivos limitados, bien circunscritos e identificables
y de animación mental ilimitada, interna, difícil de localizar.”



En el film, 2001 Odisea en el espacio, de S. Kubrick en un momento dado, una computadora, Hall 9000, se rebelaba y decidía tomar determinadas decisiones para acabar con los seres humanos.
Luego en otras películas se ha presentado una situación semejante, la más reciente que recuerdo es
la conspiración del pánico D. J. Caruso
.

La trama partía de la base de una computadora tan sofisticada y compleja, que paradójicamente en su extremadamente lógica e “inteligencia”, tomaba decisiones destructivas hacia su entorno y en especial hacía los humanos, en estos filmes casi siempre, los protagonistas lograban desenchufarla o alguna otra variante que permitía desconectarla y resolver la situación.

Mi planteamiento parte de esta metáfora y de un base semejante: Nosotros los seres humanos, como especie hemos ido desarrollando en nuestro cerebro “una supercomputadora” (otra Hall 9000).
La complejidad evolutiva como especie en nuestra relación con el entorno y los demás, nos ha “empujado” a desarrollar una complejidad y riqueza en nuestros lóbulos frontales, (el neocórtex), para poder afrontar el reto de una existencia como individuos en este planeta...

En principio esta supercomputadora, surge como una necesidad para poder vivir en este planeta, y nos faculta para afrontar la complejidad de la existencia, pero este Hall por razones de su reciente incorporación, (tan solo miles de años), todavía no está integrado en el organismo.
Su especialización y desarrollo han sido tan rápido que está como poco, casi fuera de control.

Este neocortex que hemos desarrollado y llevamos dentro de nuestra cabeza, es un buscador de significados, de sentidos, evalúa nuestro sistema constantemente y en muchas ocasiones plantea exigencias imposibles de cumplir y como resultado bombardea constantemente al organismo, con exigencias, autorreproches, o establecimientos de códigos morales tan perfectos que se vuelven inaccesibles.

Como resultado, el organismo termina sintiendo, “un gran peso en la cabeza”, intentamos distraernos, olvidarnos de nuestro coco aunque a la vez lo necesitemos utilizar continuamente, y seguimos esforzándonos en intentar cumplir las directrices de dicha parte del cerebro.

Un primer descubrimiento, es darse cuenta que no somos dicha computadora, sino que tenemos una computadora..... Eso ya relaja un poco.
Pero la tarea ímproba es integrarlo, lograr que deje de ser una carga y que encuentre su lugar que no es el de dirigir y controlar nuestra existencia, y así realmente nos facilite nuestra vida.

Este planteamiento la integración de nuestra facultad cortical se vuelve la tarea central de muchas técnicas de crecimiento personal o en diferentes procesos terapéuticos.
Las investigaciones relativamente recientes de neurobiología, apuntan en esa dirección.
Así las emociones y los sentimientos, se consideran sistemas orgánicos avanzados y se vuelven los indicadores del grado de integración del coeficiente intelectual.

Somos seres en evolución y necesitamos ir integrando una facultad y casi un órgano nuevo que hemos desarrollado pero todavía no se ha acoplado al resto de nuestro organismo.

La mente existe para el cuerpo, y está dedicada a contar la historia de los múltiples acontecimientos del cuerpo
.

El núcleo del cerebro antiguo maneja la regulación biológica básica en el sótano, mientras que arriba en la corteza cerebral, se delibera con sabiduría y sutileza.
En el piso de arriba, en la corteza están la razón y la fuerza de voluntad, mientras que en la planta baja, en la subcorteza, está la emoción.

A. Damasio





Hall: Acrónimo de (ordenador heurístico de algoritmos). A partir de un cuento de A.C. Clarke (“El centinela”),

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